Mi pasión y mi historia

Mis raíces provienen del pueblo de Boca de Lagunillas y la comunidad del Coacoyul Zihuatanejo, lo cual me conecto desde pequeñito profundamente con una rica herencia cultural y gastronómica. En mi niñez, fui testigo del esfuerzo de mis abuelos en la agricultura y la ganadería, cultivando maíz, calabaza, trigo y criando ganado para obtener leche y hacer quesos. Este legado familiar despertó en mí una pasión por la cocina, al ver cómo se transformaban los ingredientes crudos en deliciosos platillos que unían a toda la familia alrededor de la mesa, uno de mis momentos favoritos hasta hoy, compartir la mesa con la familia o amigos.

De parte de mi padre, aprendí el arte de trabajar la tierra y valorar cada producto que ella nos brinda. Mis abuelos maternos, por otro lado, eran pescadores y agricultores, lo que me introdujo a una variedad de alimentos del mar y productos frescos de la huerta. Esta diversidad culinaria enriqueció mi comprensión de la cocina y me enseñó el valor del respeto por los ingredientes y el trabajo duro que implica su producción.

Considero que mi  cocina tiene un fuerte arraigo en el respeto hacia los agricultores, pescadores y ganaderos que siguen dedicando su vida a la producción de alimentos locales. A través de mis platillos, busco transmitir esta reverencia hacia la materia prima y fomentar una conexión más profunda con la naturaleza y la comunidad.

Uno de mis propósitos en Mole Negro es compartir esta gran pasión y filosofía culinaria con cada platillo que servimos. Creo en la importancia de inculcar a las nuevas generaciones e inyectar a mis colaboradores el respeto por el trabajo artesanal y la dedicación a la calidad, ya que siento, va más allá de la  recompensa monetaria. Mi cocina es un reflejo de esta filosofía, donde cada ingrediente es tratado con el máximo respeto y cuidado para resaltar su sabor único y contribuir a una experiencia gastronómica auténtica.

En cuanto al papel del ingrediente en mi restaurante, considero que cada uno tiene un rol crucial en la creación de nuestros platillos. Desde los productos del mar hasta los ingredientes de la huerta, cada uno aporta su propia esencia y sabor, que nosotros nos esforzamos por respetar y realzar en cada preparación. Mi equipo y yo nos esmeramos en fusionar estos ingredientes de manera armoniosa para crear platillos que no solo deleiten el paladar, sino que también honren la tradición y la calidad que caracteriza a la cocina de Mole Negro.

En resumen, en Mole Negro nos comprometemos a ofrecer una experiencia culinaria que celebre la diversidad de ingredientes locales y resalte el valor del trabajo artesanal. Nuestra cocina es un tributo a las raíces culturales y gastronómicas que nos han moldeado, y estamos orgullosos de compartir este legado con nuestros comensales.

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